LEMAS POLÍTICOS QUE JAMÁS SE CUMPLIERON

El uso de lemas políticos en Ecuador ha sido una estrategia recurrente entre los candidatos y presidentes para comunicar un mensaje simplificado y atractivo a la población. Sin embargo, más allá de su intención inicial de transmitir valores o metas aspiracionales, estos lemas suelen desviarse en su aplicación práctica una vez que el candidato accede al poder. Esta desconexión entre la retórica política y la acción gubernamental ha generado escepticismo y desconfianza entre los ciudadanos, que perciben una brecha significativa entre lo prometido en campaña y la realidad posterior.

Por ejemplo, el lema "El Ecuador del Encuentro", utilizado por el presidente Guillermo Lasso, buscaba promover la unidad y la reconciliación nacional. Sin embargo, su gobierno se ha enfrentado a divisiones políticas y conflictos con diversos sectores de la sociedad, lo que sugiere una discrepancia entre la retórica y las acciones concretas.

De manera similar, el lema "Revolución Ciudadana", promovido por el expresidente Rafael Correa, pretendía una transformación profunda del país. Sin embargo, su estilo de gobierno autoritario y la concentración del poder distaron de los principios democráticos y participativos que sugiere el término "ciudadana".

Incluso el lema "Patria Altiva y Soberana" del expresidente Lucio Gutiérrez, que reflejaba un discurso nacionalista y soberanista, terminó siendo cuestionado debido a la corrupción y la falta de cumplimiento de las promesas.

Esta tendencia de los políticos ecuatorianos a recurrir a lemas y discursos populistas, centrados más en la imagen y la retórica que en propuestas concretas y viables, responde a una estrategia de comunicación política orientada a la captación de votos a corto plazo. Sin embargo, esta estrategia resulta contraproducente a largo plazo, ya que socava la confianza de la ciudadanía en el sistema político y en los líderes que prometen cambios significativos pero no los materializan.

En última instancia, la brecha entre el discurso político y la realidad gubernamental ha sido una constante en la política ecuatoriana, lo que subraya la necesidad de una mayor transparencia, rendición de cuentas y compromiso genuino por parte de los líderes políticos para traducir sus promesas en acciones concretas y tangibles que beneficien a la sociedad en su conjunto.